Entradas populares

lunes, 25 de diciembre de 2017

Mi experiencia bailando danza moderna

¡Buen día a todas y a todos!
¿Cómo están? Espero que muy bien y que hayan tenido una bonita navidad.

   Si bien la última entrada de este blog fue un poco deprimente, hoy ya puedo decir que me encuentro mejor. Gracias a las personas que leyeron y me enviaron sus mensajes.
Hoy vengo a comentar sobre un hallazgo inesperado y que terminó enamorándome por completo: la danza. Y no sólo la danza sino que, danza moderna.
  Desde que era chica quería bailar ballet, pero mi familia nunca me tomó en cuenta en ese sentido. Fui creciendo, y a medida que lo hacía comencé a detestar la danza. No sólo porque era (quizás lo sigo siendo), extremadamente "tiesa" (ni siquiera bailaba bien en las rockolas (así se escribe?)), sino que también, por otro problemilla que comenzó a aquejarme: mis rodillas arqueadas. Ya siendo mayor, consideré el tema de mis rodillas un problema serio, quizás no tanto, y fue hasta el año pasado que fui consciente de aquello.
El año pasado, finalizada mi práctica profesional, sólo quedaba crear y finalizar una tesis. Frente a ello, y para eliminar cualquier episodio de estrés o nerviosismo, decidí, junto con otra compañera, tomar clases de danza en mi universidad, lo cual era un completo desafío para mí, pues, la detestaba.
   Aún recuerdo mi primera clase, ni siquiera sabía lo que significaba plié. Nadie daba más jugo que yo en las clases, sin embargo, me empezó a gustar. Me sorprendí de mí misma, porque hay varias cosas que he dejado a medio camino en esta vida, y por un momento pensé que el taller de danza moderna también se uniría a esa lista. Pero no fue así. 
  A pesar de estar muy perdida y dar más jugo que un limón, seguí yendo a clases hasta el final y debo decir que me esforcé, porque realmente me gustaba, además que el profe es tan amoroso y buena onda, que transmite mucha energía positiva (profe si está leyendo esto, sepa que lo amo), lo cual fue muy beneficioso para la cati estresada del año pasado.
   Danza moderna me gustó tanto, que ni siquiera mis rodillas chuecas fueron un impedimento. Y bueno sí, no puedo hacer una primera perfecta, pero sí puedo juntar más mis tobillos a diferencia del año pasado. 
     Haber tomado este curso, significó, todo un desafío para mí y una completa revelación. Pues, de pasar a ser una niña que se limitaba por el problema de sus rodillas, además de ser tiesa, (lo que me llevó a odiar la danza), hoy puedo decir que esa persona ya no existe, que soy una mujer completamente enamorada de este arte y que valoro cada esfuerzo que una persona hace para llevarlo a cabo, porque es súper difícil. Muchas veces como espectadores, no nos sorprendemos de alguna presentación, no obstante, al estar del otro lado el escenario es completamente distinto. Muchas veces no nos damos cuenta del sacrificio, coordinación y esfuerzo que requiere cada pirueta, salto y movimiento y ahora que estoy desde el otro lado, valoro y respeto la danza. Además, creo que me hice anti danza porque cantaba, y usaba la excusa de "los cantantes somos tiesos, cantamos, no bailamos".
      Cabe destacar que cuando un profesor te motiva a continuar y transmite una energía tan positiva, tanto que deseas que la clase no termine, es definitivamente un factor importante para no decaer. En conclusión, amo la danza, amo a mi profe, amo a mis compañeras/os.

A continuación, algunas fotos (no tomadas por mí), sobre nuestra presentación final del 16 de diciembre en la gala de la academia:


















Y acá un extracto de mi parte favorita de la presentación (segunda parte):



Canción: Thunders and lightnings
Autor: Ezio Bosso
Coreografía: Reinaldo Araneda



Y a ustedes, ¿les gusta bailar? ¿practican algún hobbie?





Cariños,
Cath.


martes, 19 de diciembre de 2017

Reflexiones luego de un receso

¡Buen día!
¿Cómo están? 
       Luego de un largo receso, estoy de vuelta para compartir algunas reflexiones breves sobre este año.
      Recuerdo que el año pasado, en esta fecha, estaba muy estresada finalizando una tesis junto a mi grupo, sin embargo, desconocía algunas cosas. Desconocía qué venía después de defender una tesis, pues, inocentemente, creía que al momento de obtener un título, sería muy fácil encontrar un trabajo relacionado con lo que estudiaste. Primer error. Para algunas personas es más fácil, pero no es mi caso. Admito que no tenía idea qué hacer el año pasado en esta misma fecha, pues mi único objetivo era terminar la tesis, defenderla y ser profesora. Ser profesora. Resulta que no me sentí tan profesora este año, a pesar de tener el título, pues no obtuve un trabajo fijo durante todo el año. Aún así, siento que estuvo bien. Hice unos reemplazos más largos que otros, conocí niñas y niños maravillosos y personas muy agradables. No obstante, ya es fin de año y me estoy deprimiendo un poco por la probabilidad de que el mismo escenario se repita el año próximo. Estuve muy ilusionada y ansiosa estas últimas semanas, porque había asistido a una entrevista que, según yo, y la jefe ténico, me había ido bien y prácticamente ya estaba adentro. Pero, ayer me enteré que no fue así.
     Entonces, frente a esto, obtenemos la primera lección: no creer que por tener un título profesional, será muy fácil encontrar un trabajo.
      Quizás este pensamiento iluso fue, porque una persona, en reiteradas ocasiones, me dijo que obteniendo un título, la vida sería más fácil, pues sería alguien. Y yo le hice caso, estudié, terminé mi carrera pensando que sería muy fácil tener un trabajo y una vida exitosa.
Y, aquí va otra lección que he meditado estos días un poco grises. Nos han criado para ser mujeres débiles (al menos en mi caso). Débiles no sólo por lo que comenté anteriormente, sino que también en el amor. Libros, películas, comentarios sobre el amor real, sobre esperanza. No digo que el amor sea malo (soy fan del amor), o que personas no han encontrado el amor de su vida. Hablo sobre ¿quién nos prepara para una decepción, para un engaño? ¿Quién nos enseña sobre lo que debemos hacer frente a las cosas que nos dicen/hacen/gritan en la calle?
       También, al igual que obtener un trabajo sólo por tener un título, pensamos que el amor será fácil, que encontraremos una persona con la cual encajemos y que todo estará bien, pero ¿qué hay si no es así? 
Una de los desafíos es criar personas fuertes de mente, felicitaciones a las personas que las educaron de esa forma, no es mi caso. Sin embargo, con mi profesión espero lograr hacerlo.

Probablemente, este sea un post un poco deprimente, pero me gustaría leer sus comentarios al respecto. Prometo que próximamente, se vendrá una entrada mucho más feliz relacionada con el baile.

Dejaré por aquí unas fotos que tomé un día en mi querida UdeC, luego de un conversatorio de egresados de mi carrera hehheh.









Cariños, 
Cath.